El huevo, muy difundido en la nutrición diaria y una fuente de proteína alternativa a la carne, es un objeto tan común en nuestras casas que difícilmente podemos detenernos a reflexionar sobre un profundo significado simbólico y que trae consigo, arraigado en todas las culturas y en todas las épocas. 
Conceptos como por ejemplo el “Huevo Cósmico” o “Huevo del Mundo”, popular en todas las culturas antiguas, expresan un profundo significado cosmológico que por ejemplo anticipó seis mil años antes de Cristo conceptos científicos como la teoría del Big Bang ingresado en la categoría de conocimiento científico y aceptado como tal hace muy poco.  
El huevo, como símbolo de fructificación y vida eterna, se presenta en obras de arte como pinturas y estatuas. 
En el arte cristiano un huevo colocado en manos de la Virgen o María Magdalena adquiere 
aspectos simbólicos muy especiales que luego se ha unido simbólicamente a toda la tradición asociada a la fiesta de Pascua. 
En la Alquimia, como “Huevo de los Filósofos”, el huevo es receptáculo de esa transformación interna de la materia prima al oro del filósofo, llamada “Gran Obra”. ¿Escultura u objeto curioso? Hermoso cruce entre la perfección natural y geométrica, solo sabemos que estas esferas de madera maciza invitan a tocar y combinan una cierta contemplación. La fabricación de la pieza de madera elegida para la armonía de sus venas se hace para resaltar al máximo la belleza de la pieza natural, no hay dos iguales y esto lo convierte en un objeto único e irrepetible. 
Probablemente esta pieza procede de alguna casa colonizada por los francés para decorar un porche debajo de una escalera con dos vuelos o por encima de algunas columnas.